Este espacio será dedicado a un agradecimiento especial a las y los vendedores que hacen el mercado de la Pólvora en Antigua Guatemala, a su sindicato que tanto nos ha ayudado a seguir con las entrevistas y registros. Otra persona que no puede ser olvidada es Izabel Rodas Nuñes que me ha recibido en su casa en el momento más difícil de mi estadía en el país. Además, a todos mis cuates de maestría, en especial a María Dolores Marroquin que me ha presentado al pueblo de San Miguel Milpas Altas y mi honro con el privilegio del convivio con su familia, incluso, en la Navidad del 2010 y a Carolina López, que me ha ayudado hasta con mi tesis, sin la Carol no lograría la aprobación de este trabajo. A mi asesor Carlos Fred Ochoa solo puedo agradecerle por la confianza e inspiración, así como a mis lectores Adelaida Izabel Herrera y a Eduardo Velasquez Carrera que con mucha dedicación han contribuido para los avances de mi tesis. Otra persona especial es Angel Valdez Estrada, Coordinador que tanto me ayudo en esta larga jornada. Por fin, dedico todo esfuerzo, trabajo y amor empeñado en este libro a mi hermana Adriana Fraga y a mis padres Alfredo y Arlinda Fraga, sin su apoyo afectivo y financiero no lograría realizar el sueño de vivir y estudiar en Guatemala. Por fin, que mi compañera Juliane Deveras, que tanto me ha incentivado a publicar este escrito, mi hija, sobrinas y todos los niños de esta nueva generación, puedan sacar algún provecho a partir de este breve estudio histórico/antropológico que representa, en parte, la realidad de muchos mercados de Latinoamérica.

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